Eterno debate sobre si te gustan o no. Donde una ve la magia en forma de lucecitas otra ve un desfalco de recursos públicos. Donde una ve una época de estrechar vínculos otra ve un postureo descarado. Y si este debate ni te viene ni te va, se te meterá igualmente por los ojos y los oídos a todas horas por medio de emotivas campañas publicitarias y villancicos en bucle.
¿Qué tienen estas fechas que a todas nos remueven de alguna manera?
Hablar de las Navidades es hablar de relaciones y compromisos sociales. De la alegría de los que elegimos y nos aportan, contra la desgana de los que nos son sobreimpuestos y nos restan.
Súmale a esto que el año acaba. Es momento de hacer balance y prepararnos para la siguiente hoja en blanco. Unas lo harán con ilusión y otras con preocupación.
Veamos la esfera de las relaciones a través de las reuniones Navideñas más típicas; las de empresa, las de pandilla y las familiares.
∴ Cena de empresa ∴
Si vas con gusto, genial. Comerás, reirás y te pegarás unos bailoteos a cuenta de la empresa. Con suerte recopilarás anécdotas para un par de meses y fotos vergonzosas que te perseguirán durante años.
Pero si no te sientes alineada con los valores de tu lugar de trabajo, con el trato que te dan, o con tus relaciones profesionales, el panorama es bien distinto. Pensarás que no puedes “no ir” porque eso dejaría en evidencia tu descontento, y si no quisieras conservar ese trabajo (por el motivo que sea) ya no estarías allí.
Así que te espera una noche de malas caras, de tragarte tu mal humor y de múltiples vistazos al reloj para ver cuándo llega la hora de irte habiendo cumplido. En este caso, la suerte será que seas capaz de reprimirte y no liarla parda.
Qué diferencia entre una situación y otra…Si tú te ves en la segunda, te animo a qué reflexiones sobre tu trabajo y tu posición en él. Es un buen momento para discernir si quieres continuar con ese nivel de incomodidad.
Tal vez la vida te esté pidiendo cambio, ya sea para exigir tus derechos, para tener esa conversación pendiente o para buscar otras opciones laborales si concluyes que ya no hay nada que hacer allí.
Es muy fácil decirlo y no tanto hacerlo.
Nuestro trabajo es una área de la que dependen muchas otras y poner todo eso en balanza es ardua tarea. Personalmente, a mí me ayudó una frase que leí hace años y que convertí en mi brújula en los temas laborales.
“Si no puedes escoger un trabajo que te dé la vida, por lo menos que sea uno que no te la quite”
∴ La pandilla ∴
Algunos de tus amigos viven fuera o puede que seas tú quién lo haga.
Las Navidades son época de vacaciones en casi todas partes, así que es momento de reencuentros, de ponerse al día y de disfrutar de todo ese afecto que no podemos expresar el resto del año por la distancia o la falta de tiempo.
O puede significar que el grupo de Whatsapp de tu pandilla eche humo con los tradicionales conflictos de organizar una cena navideña o un amigo invisible.
Las que se mojan a organizar versus las que solo tienen objeciones. Las que tienen presupuesto para cena y barra libre versus las que solo se pueden permitir llegar al café.
La amiga derrochadora que aboga por no poner límite de precio a los regalos versus la ecologista que se escandaliza por el consumismo de estas fechas.
Así se convierte algo que debería ser placentero y fluido en una lucha de bandos y tienes más ganas de que pase, que de otra cosa.
Si esta es tu vivencia, no olvides que tienes derecho a tu propia identidad por mucho que quieras pertenecer al grupo.
Una cosa es opinar y otra atacar, sé amable con tus intervenciones y pide aclaraciones cuando te sientas confrontada, porque quizás tu interpretación sea susceptible. Piensa en qué puedes hacer tú diferente para que el resultado de este evento no sea tan predecible
Y si sientes que hagas lo que hagas, no puedes pedirles más…relájate y disfruta. Si esta opción tampoco te vale…ya sabes lo que toca.
∴ La familia ∴ (léase con acento de matriarca italiana exagerada llevando las manos al cielo)
Si en tu familia se celebran estas fechas con ilusión y amor, siéntete muy afortunada y grita a los cuatro vientos, con orgullo, que te encanta la Navidad.
Ahora que, si en la tuya significan un cóctel molotov de juicios mezclados con alcohol, toma asiento, respira, y que vuelen los puñales.
La presión de tus mayores pidiéndote explicaciones sobre tu vida. El discurso de tu cuñado que te revuelve el estómago. Tu hermana que no viene porque la discusión del año anterior le hizo gritar un “Nunca máis”.
Toda una vida de carencias disimulada ante la presencia de la vajilla buena…no, ese no es un plato de buen gusto.
También en estas fechas pesan las ausencias, sobre todo las más recientes. Intentamos mantener el tipo para que nadie se derrumbe…una carga que se hace muy pesada y que deja una dolorosa resaca emocional.
Si para ti las reuniones familiares navideñas son un duro trance, tal vez, puedas liberarte preguntándote ¿De verdad tengo que ir? y si tu respuesta es sí, pregúntate de nuevo ¿No existe otra manera de llevarlo?
Quizás sea el momento de sanar tu historia familiar, de empezar a construir desde un nuevo lugar, aunque eso genere una desagradable distancia con lo conocido.
Por norma general, nos cuesta poner límites con la familia.
› Este artículo sobre límites personales puede ayudarte a lidiar con ello.
¡Ah! Y echa una mano. No dejes que lo que para ti es una fiesta para otrx sea un maratón de trabajo. Y si tu argumento es “Si nadie mueve un dedo, yo tampoco” haz de ejemplo, sobre todo si hay peques a la mesa que van a imitar el comportamiento de sus mayores.
¿Cómo te manejas con tus relaciones navideñas? Te leo en comentarios ♥
Este año no ha hecho falta sacar la escopeta, renuncié a librar batallas que no me corresponde librar y todo fluyó de una forma cordial, gracias Mila❤️
¡Qué alegría, Phoebe! Has escogido una opción que te ha hecho lo difícil más llevadero, obteniendo así, un mejor resultado. ¡Bien por ti!